¿Cómo perjudica a la salud la falta de aislamiento en nuestra casa?

¿Cómo sería nuestro hogar sin muros exteriores ni ventanas? ¿Y si esos muros y ventanas fueran sólo una tela metálica? Nos parece inconcebible, ¿verdad? Es lo que conocemos como aislamiento, esas protecciones que impiden que elementos nocivos entren en nuestra vivienda afectando a su habitabilidad y, por tanto, a nuestra salud.

Las viviendas están expuestas de manera continua a las inclemencias meteorológicas, cambios de temperatura, ruidos, aire, partículas en suspensión, etc. Es nuestra responsabilidad evitar que todos esos efectos se perciban en el interior del hogar. En eso consiste el aislamiento, en que mientras nosotros lo deseemos, absolutamente todo lo que hay fuera permanezca fuera. De esta manera se evitan los diversos perjuicios que se producirían en nuestra salud si esto no ocurre.

No podemos olvidarnos de uno de los grandes desconocidos de los problemas derivados de un mal aislamiento: el aumento en el uso de combustibles para climatizar la vivienda.

Según el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, los habitantes de las ciudades pasan entre el 58% y el 78% de su tiempo en un ambiente interior. Por ello es fundamental que la calidad de dichos ambientes sea la mejor posible

Afecciones por falta de aislamiento

Si enumeramos uno a uno los agentes externos que se perciben en el interior de las viviendas debido a la falta de aislamiento podemos encontrar cómo en la práctica totalidad de los mismos aparece un problema de salud relacionado con el mismo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) anualmente 4,3 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire interior  causada por el uso de combustibles sólidos (datos de 2012).

Entre esas defunciones:

  • 13% se deben a neumonía
  • 34% a accidente cerebrovascular
  • 25% a cardiopatía isquémica
  • 22% a neumopatía obstructiva crónica
  • 6% a cáncer de pulmón

Ahora que se aproxima el invierno no podemos olvidarnos de uno de los grandes desconocidos de los problemas derivados de un mal aislamiento: el aumento en el uso de combustibles para calentar la vivienda. Se produce de manera indirecta debido a la necesidad de regular la temperatura interior y provoca una de las consecuencias más drásticas de esta carencia, fundamentalmente en aquellos lugares en los que el recrudecimiento de la estación fría produce un descenso más acentuado de las temperaturas. El perjuicio viene provocado por el mayor uso de combustibles, los cuales poseen una elevada toxicidad, en aquellas viviendas más frías con el objetivo de aumentar la temperatura.

Una vivienda bien aislada obtiene un mejor rendimiento energético disminuyendo la necesidad de uso de métodos artificiales de regulación de la temperatura, con el consecuente ahorro económico y los evidentes beneficios para la salud.

La principal consecuencia de un mal aislamiento térmico de la casa es la pérdida de energía, asociada a la pérdida de temperatura en el hogar y consecuente mayor emisión de CO2 de los equipos. El ruido, el polvo, la humedad y los cambios de temperatura son otros problemas asociados al mal aislamiento que pueden repercutir negativamente en nuestra salud.

¿Aire de la calle? Sí, pero no cuando cerramos las ventanas.

Ante cualquier duda acerca de la calidad del aislamiento de tu hogar, contacta con un experto que te ayude a mejorar un aspecto tan fundamental de la vivienda.

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